Hay novelas que te
dejan hambriento de información, que te impulsan a buscar más datos sobre ellas
en Internet, en cuanto giramos la última página. Eso, ya de por sí, es muy
buena seña: para bien o para mal denota que la novela te ha marcado. Es lo que
me ocurrió al acabar El baile de los
secretos (Grupo Ajec, 2011), de Jesús Cañadas. Por desgracia, el blog del
autor ha desaparecido y en su lugar se ofrece una web insuficiente, elegante
pero parca en contenidos. Sin embargo en la red abunda información sobre la
novela, dispersa y amateur pero copiosa, sobrada para aplacarnos el hambre.
Internet arroja unos resultados asombrosos: más de cuarenta reseñas, lo cual es
un verdadero logro para una pequeña edición. Y aunque bien es cierto que muchas
de ellas responden a envíos de ejemplares de prensa por parte de la editorial o
del propio autor, no es menos cierto que la mayoría son reseñas positivas.
Esta reseña también
es positiva y no responde a ninguna estrategia promocional. Descubrí el libro a
través de la web de Grupo Ajec, la sinopsis atrajo mi atención y lo añadí a un
pedido que ya tenía a punto de caramelo. Un tiempo después le encontré un hueco
en mi agenda lectora y, cuando una semana más tarde consumí el último renglón,
sentí la urgente necesidad de escribir estas palabras. Quizá después de
cuarenta reseñas la mía se haga del todo superflua, pero ya os digo que fue
necesidad, y eso también es buena señal.
Comencemos por lo malo. Cuando empecé a leerlo, El baile de los secretos me tenía desconcertado. Por un lado estaba flipando con la pulcra, cuidada prosa del autor; por otro me costaba horrores pillarle el ritmo. Y es que, por lo que he podido leer en otros lares, casi todos coincidimos en que el mayor hándicap del libro es su densidad literaria, la cual, unida a la cantidad de información que el autor despliega de una vez al principio de la novela, nos impide abordar la lectura con un mínimo de fluidez. Y aquí acaban los peros. Porque lo que es su mayor pega es al mismo tiempo su mayor virtud: una vez cogido el ritmo y comprendido que esta novela debe afrontarse con una paciencia relajada, solo nos resta abandonarnos al pausado placer de una lectura onírica, riquísima en hallazgos estilísticos e imágenes poderosas. Se nota que es una primera novela en el buen sentido: Jesús Cañadas echa los restos para demostrarnos que escribe bien, y lo consigue, e intenta colarnos en trescientas páginas todo su bagaje cultural, que no es poco, y exponernos hasta la menor pincelada de su vasta imaginería, que tampoco es una bagatela.
Pero El baile de los secretos no solo está bien escrita: desarrolla asimismo planteamientos muy originales. Además de constituir una suerte de partida de rol novelada, intercalada con el mundo realista en que residen los jugadores como la estrofa y antistrofa de un poema griego, toda la historia es una grandilocuente alegoría del amor. O más que del amor, del desamor. Cada abstracción que identificamos con el más romántico de los sentimientos cobra aquí una naturaleza física, literal. Nos toparemos con los Celos, y con el pérfido Rencor, y con el desolador Abandono, y también con enamorados portadores de la plaga del amor, que devoran corazones para saciar su insaciable apetito. Y más corazones, muchos corazones por todos lados, palpitantes, sangrantes, grotescos. El amor (desamor) se presenta aquí como un horror, el baile de los secretos es un baile gore, visceral en el sentido más literal de la palabra. Porque el amor tiene una cara negra y ponzoñosa que pocas veces asoma en la literatura, y nunca tan gráfica y plásticamente como en El baile de los secretos.
La novela funciona con precisión: despliega los personajes, destapa sus secretos y cierra el círculo cubriendo con una pátina de esperanza lo que durante toda la historia ha sido negro como los hilos de Melquíades. Pero bajo esta mecánica minuciosa subyace todo un mundo de secretos secundarios, secretos que resultan prescindibles para entender la trama principal (por lo que el autor los oculta sutiles entre las páginas), pero que enriquecen en gran medida la lectura. Hay referencias a Oscar Wilde, Chris Claremont, Dan Simmons, J.L. Borges, H.P. Lovecraft, Cortázar, Shakespeare y un largo etcétera. Hay alusiones a los libro-juegos de Altea y en general al mundillo del rol. Muchos personajes no son lo que parecen o representan algo más, y hasta la ciudad esconde su propio secreto, que es el que personalmente más me gustó descubrir a mitad de la novela (cuando caes en la cuenta, los colores le brotan de pronto a cada lugar visitado en Mandressla).
Voy a seguirle la pista a este autor gaditano que recientemente ha sido finalista del Premio Ateneo de Sevilla, uno de los más prestigiosos de la península. Estoy convencido de que al sentirse libre de la imperiosa necesidad de probar su valía, más que demostrada con su ópera prima, su canto del cisne será menos denso, más relajado y acabado que El baile de los secretos. Entonces será cuando empecemos a flipar de verdad con Jesús Cañadas, prometedora figura del fantástico patrio. Tiempo al tiempo.
Leí esta novela hace algún tiempo, estuve en la presentación que hizo el autor en mi ciudad y me lo traje a casa firmado. Fue una gran ilusión.
ResponderEliminarYo también me sentí fascinada por la tremenda fuerza de su prosa. Es una pena que haya cerrado su blog, aunque si está dedicado a nuevas obras quizá vayan ahí sus nuevos esfuerzos.
Y dudo mucho que tu reseña quede empobrecida ante las otras 40, escribes de maravilla y piensas igual de bien ;o)
Así que si mis reseñas merecen un poco de tu aprobación, bien halagada quedo :o)
Besotes lectores.
¡Muchas gracias por tus palabras, Babel!
ResponderEliminarEspero que Cañadas tenga puestas sus energías en una nueva obra, como sugieres. Por lo pronto trataré de conseguirme su segunda novela ("454 De Angell St. Una historia de H.P. Lovecraft"), la cual si no me equivoco está a punto de caramelo.
Y que sepas que leo casi todas tus reseñas. Escribes fenomenal, un día deberías probar con la narrativa. ;-)
Tengo que reconocer que a mí me resultó un poco coñazo. Está muy bien escrita, de eso no cabe duda, pero apenas leía un par de páginas ya tenía que hacer un descanso porque esa lectura tan pesada me agotaba. No dudo que sea una buena novela, y el argumento es muy interesante, pero los personajes tampoco me dijeron nada y algunos son bastante planos..
ResponderEliminarDe todas formas, el autor claro que tiene potencial. Espero que haya usado esta primera novela como campo de pruebas y que a partir de ahora pueda sorprendernos de verdad.