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Juan A. Laguna, presidente de Nocte, y David Jasso, presi- dente honorífico, entregando "el cucaracho" a Nuria C. Botey. |
El conjunto de eventos se enclavó en el museo del Romanticismo, un marco incomparable, apropiado como centro neurálgico de la Semana Gótica y las actividades de Nocte.
Me quedo, no obstante, con la gente, con el factor humano de las jornadas. Conocí a muchas personas interesantes, y al fin pude ponerles voz a amigos de Internet que cada día me regalan sus enseñanzas y me enriquecen como escritor merced a su pluma, su generosidad, su pasión y su enorme talento. He regresado muy feliz a casa y cargado de experiencias positivas, aunque exhausto de cuerpo y mente tras una sobredosis intensa de literatura. El otoño que viene volveremos a tener una cita obligada; la Semana Gótica se perfila, año tras año, como un encuentro literario temático de primer nivel. Mientras tanto, habrá que ponerle un ojo a la eminente Hispacón.